Antes que las naves

Antes que las naves del corsario arrasen con mi puerto, tomaré mi saco de dormir, el cepillo de dientes, tu fotografía y partiré a recorrer los caminos agrestes de tu campiña, buscando el árbol que nos cobijó aquella noche de nuestro encuentro, buscando el arroyo que nos ayudó a despertar y sació nuestra sed, buscando el nido abandonado de aquellos pichones recién nacidos de la alondra que con trinos vistió de arpegios nuestro amanecer; buscando bajo las piedras del camino las palabras que aquella noche no encontré, cuando quise escribir mi mejor poema en la albura y tersura de tu piel.

Y espero que el tiempo me acompañe, que el frio no congele mis falanges escritoras, que los baches y piedras del camino no me hagan tropezar y caer; y que el viento del norte no entorpezca el caminar por los senderos de tu tierra.

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domingo, 22 de septiembre de 2013

Vuela libélula. Vive mujer



Estos días de sol estival camina el jardín por la mañana, imagínate en vuelo igual que una libélula; en raid rasante viaja a través de la hierba, elévate y pósate en la verde copa del roble, y recordaras tu niñez.
Continua batiendo las alas en vuelo imaginario, detente en las rosas multicolores y en las florecillas de la enredadera y los almendros; embriágate con su aroma y vendrán a ti perfumes de juventud.
Sigue volando libélula y descansa en esa hoja en blanco que esta en el escritorio; anota en ella el nombre de cada una de las flores y de los árboles del jardín, y veras en esa hoja danzar los romances de tu vida.
Vuela, vuela libélula, hasta alcanzar el atril donde te está esperando el bastidor con tela, para que en ella derrames los colores de las rosas, el verde del roble y de la hierba; con esos matices te darás cuenta que estas pintando los momentos de tu vida actual.
Y ahora libélula vuelve a ser mujer, entona una canción de tu tierra madre y baila, baila una ronda de esperanza, disfruta el sol de hoy y mirando al este, te aseguro que verás también el sol de mañana y el de todos los veranos que vendrán.
Suma y te darás cuenta que la vida no es tan mala, vale la pena hacer esfuerzos y vivirla con todos los colores del espectro: los fijos y los variables, los opacos y los brillantes, los fríos y los cálidos y sobre todo aquellos que te den tranquilidad y esperanzas bellas. Y si a eso le suma una porción de amor, tendrás en tu cielo un arcoíris.

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