Querida,
Hace
un tiempo, cuando soñábamos, para hoy te
prometí una estrella. Quise traerla Y la verdad es que está muy alta y recién
estoy aprendiendo a volar.
También
te dije que te quería, que te adoraba, que eras mi cielo y te nombré reina de
mi comarca.
La
promesa se quedó en el aire, las palabras dichas siempre viven en nuestro mundo, pero…
¿Será posible?
No, no puede ser, aunque quiera no
logro entender por qué en este mundo cibernético donde se impone la ciencia
alienante, con ordenadores que pueden manejar al hombre a su arbitrio, con
máquinas que en la industria y el campo reemplazan los brazos y sin ellos
aumentan la producción de trigo y de leche, mientras van dejando sin su porción
de alimento al niño del hogar más modesto…
Va
pasando agua bajo los puentes
y el
viento mece los álamos de la avenida,
por
el sendero bordeado de tulipanes…
No me van a creer, traté de escribir
un poema para ella.
Sí, quería escribir un poema para ti
amor, quizás el más hermoso, el que nunca escribí y el que hoy parece que
tampoco podré.
Las palabras no llegan a mí y las que
llegan son las mismas de siempre, las letras solo escriben aquellas que por
tiempo indefinido lo hicieron y no saben más que repetir y repetir y solo logro
decir palabras que parece no son de amor.
La verdad es que faltan palabras,
creo que debemos organizar una convención de poetas: mujeres y hombres, tristes
y alegres, jóvenes y no tan jóvenes, pero sobre todo más locos que cuerdos para
inventar verbos que le canten al amor con letras nuevas y bríos de hoy.
Pero aunque falten las letras, con
las que hay, igual te quiero escribir y este es mi poema de hoy:
Con
letras viejas o palabras nuevas,
lo
que quiero decir es poco y es mucho,
es
verso y canción, es brisa y es viento,
es
vida y amor, eres tú y soy yo.
Son
dos palabras, es todo.
Y
éste es mi poema:
¡Te amo!
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