Antes que las naves

Antes que las naves del corsario arrasen con mi puerto, tomaré mi saco de dormir, el cepillo de dientes, tu fotografía y partiré a recorrer los caminos agrestes de tu campiña, buscando el árbol que nos cobijó aquella noche de nuestro encuentro, buscando el arroyo que nos ayudó a despertar y sació nuestra sed, buscando el nido abandonado de aquellos pichones recién nacidos de la alondra que con trinos vistió de arpegios nuestro amanecer; buscando bajo las piedras del camino las palabras que aquella noche no encontré, cuando quise escribir mi mejor poema en la albura y tersura de tu piel.

Y espero que el tiempo me acompañe, que el frio no congele mis falanges escritoras, que los baches y piedras del camino no me hagan tropezar y caer; y que el viento del norte no entorpezca el caminar por los senderos de tu tierra.

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domingo, 22 de septiembre de 2013

A los cuatro vientos



Según códigos, papeles y malas lenguas
no puedo ni debo decir quién eres,
de dónde vienes o dónde está tu pueblo;
si tú  por miedo, aprehensión o vergüenza
siempre esconderás mi nombre.

Pero es mejor que no lo hagamos,
más de alguien podría  sufrir,
otros tantos me tendrían envidia,
las amigas te mirarían  como algo raro,
y algunos dirían: pobres ilusos…
que creyeron que el amor es el destino.

Seremos amantes anónimos,
que en el tiempo dejarán sus huellas
para que en ellas se inspiren
muchas parejas de amantes nuevos,
que a pesar de circunstancias,
no tengan miedo de querer y amar
y además de escribirlo con letras grandes
con razón, pasión y a todo pulmón
lo griten a los cuatro vientos.

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