Vicente Herrera Márquez
¿Quién dijo que amar es fácil?
El que lo dijo es un ignorante en las lides del amor,
Pues para nada lo es.
Requiere cuotas de sufrimiento,
un gran porcentaje de incertidumbre,
muchas noches bebiendo soledad,
una cantidad de horas de autocrítica,
y también muchos momentos largos de felicidad.
Todo esto independiente de presencias, distancias, promesas,
suposiciones y realidades.
Mucho más cuando las presencias se transforman en
esporádicas o virtuales;
las distancias son miles de kilómetros, dólares o euros del
boleto de avión en clase turista;
las promesas y palabras que se escriben o pronuncian en el
aire, son realidades que se diluyen al girar una perilla o
pulsar una tecla;
y las suposiciones nacen del no ver a propósito de las
distancias,
y no ver o sentir en carne propia los vicisitudes del amor.
Por ti vivo, por ti sufro y hasta muero un poco cada día.
Por ti me rio y por ti y contigo lloro.
Por ti me acuerdo sólo de nosotros y me olvido de todo lo
demás. .
Por ti, por la mañana soy compañero asexuado,
en la tarde soy enamorado solícito y amante complaciente,
y en la noche hombre impetuoso y macho cabrío con ansias de
engendrar.
Por ti soy letra de romance y por momento palabra de
reproche.
Por ti soy cordero manso con un te quiero y lobo feroz con
los silencios.
Por ti soy lo dulce de la cercanía y lo amargo de la
distancia.
Por ti soy superhombre y también guiñapo del destino.
No sé por qué de repente un Martini o una copa de ron
escriben mejor que el vino,
siendo el vino poeta por excelencia y escritor empedernido.
Ahora mismo estoy hilvanado letras desde el fondo de una
copa de licor.
Cariño no hagas caso de lo escrito, se confabularon el
alcohol y unos malos entendidos.
olvida esto que escribo, son palabras del momento
con un dejo de reproche y de ansiedad, culpa de la distancia
y el Martini;
pero en el fondo tienen sabor amable de Nochebuena y
felicidad de Navidad.
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