Antes que las naves

Antes que las naves del corsario arrasen con mi puerto, tomaré mi saco de dormir, el cepillo de dientes, tu fotografía y partiré a recorrer los caminos agrestes de tu campiña, buscando el árbol que nos cobijó aquella noche de nuestro encuentro, buscando el arroyo que nos ayudó a despertar y sació nuestra sed, buscando el nido abandonado de aquellos pichones recién nacidos de la alondra que con trinos vistió de arpegios nuestro amanecer; buscando bajo las piedras del camino las palabras que aquella noche no encontré, cuando quise escribir mi mejor poema en la albura y tersura de tu piel.

Y espero que el tiempo me acompañe, que el frio no congele mis falanges escritoras, que los baches y piedras del camino no me hagan tropezar y caer; y que el viento del norte no entorpezca el caminar por los senderos de tu tierra.

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martes, 17 de junio de 2014

¡Qué difícil!

Vicente Herrera Márquez
 
 
¿Quién dijo que amar es fácil?
El que lo dijo es un ignorante en las lides del amor,
Pues para nada lo es.
Requiere cuotas de sufrimiento,
un gran porcentaje  de incertidumbre,
muchas noches bebiendo soledad,
una cantidad de horas de autocrítica,
y  también  muchos momentos largos  de felicidad.
Todo esto independiente de presencias, distancias, promesas, suposiciones y realidades.
Mucho más cuando las presencias se transforman en esporádicas o virtuales; 
las  distancias son miles de kilómetros, dólares o euros del boleto de avión en clase turista; 
las promesas y palabras  que se escriben o pronuncian en el aire, son realidades que se diluyen al girar una perilla o pulsar una tecla;
y las  suposiciones nacen del no ver a  propósito de las distancias, 
y no ver o sentir en carne propia los vicisitudes del amor.
Por ti vivo, por ti sufro y hasta muero un poco cada día.
Por ti me rio y por ti y contigo lloro.
Por ti me acuerdo sólo de nosotros y me olvido de todo lo demás.              .
Por ti, por la mañana soy compañero asexuado,
en la tarde soy enamorado solícito  y amante complaciente,
y en la noche hombre impetuoso y macho cabrío con ansias de engendrar.
Por ti soy letra de romance y por momento palabra de reproche.
Por ti soy cordero manso con un te quiero  y lobo feroz con los silencios.
Por ti soy lo dulce de la cercanía y lo amargo de la distancia.
Por ti soy superhombre y también guiñapo del destino.
No sé por qué de repente un Martini o una copa de ron escriben mejor que el vino,
siendo el vino poeta por excelencia y escritor empedernido.
Ahora mismo estoy hilvanado letras desde el fondo de una copa de licor.
Cariño no hagas caso de lo escrito, se confabularon el alcohol y unos malos entendidos.
olvida esto que escribo, son palabras del momento
con un dejo de reproche y de ansiedad, culpa de la distancia y el Martini;
pero en  el fondo tienen sabor amable  de Nochebuena y felicidad de Navidad.

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