Antes que las naves

Antes que las naves del corsario arrasen con mi puerto, tomaré mi saco de dormir, el cepillo de dientes, tu fotografía y partiré a recorrer los caminos agrestes de tu campiña, buscando el árbol que nos cobijó aquella noche de nuestro encuentro, buscando el arroyo que nos ayudó a despertar y sació nuestra sed, buscando el nido abandonado de aquellos pichones recién nacidos de la alondra que con trinos vistió de arpegios nuestro amanecer; buscando bajo las piedras del camino las palabras que aquella noche no encontré, cuando quise escribir mi mejor poema en la albura y tersura de tu piel.

Y espero que el tiempo me acompañe, que el frio no congele mis falanges escritoras, que los baches y piedras del camino no me hagan tropezar y caer; y que el viento del norte no entorpezca el caminar por los senderos de tu tierra.

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domingo, 22 de junio de 2014

Libertad de creer

Vicente Herrera Márquez
 
 
Me preguntas:
En quién o en qué debes creer.
Sin ser erudito, desde mi ignorancia, trataré de responder.
Muchos te pueden decir en que creen ellos y por qué,
otros te podrán informar la conveniencia de esto o lo otro,
muchos querrán obligarte a creer en lo que a ellos también los obligaron,
también te dirán que debes creer en lo que  la tradición recogió en el tiempo
y no faltará el que te diga que es obligación el creer.
Pero yo te digo:
Tú eres libre de creer en qué o en  quien quieras,
tú eres libre de creer en el hombre, en dioses  o en diablos,
pero si quieres creer, comienza por creer en ti.
Y si en algo crees se consecuente y fiel a esa creencia.
Recuerda que las ideas cambian, crecen, degeneran, mutan, evolucionan
y nadie te debe ni puede obligar a creer por que sí o porque no,
por anga o por manga,  en zutano o mengano,
en túnica, sotana o corbata, en azul o en blanco.
Tú elige, pero sobre todo y ante  todos, cree en ti.

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