Antes que las naves

Antes que las naves del corsario arrasen con mi puerto, tomaré mi saco de dormir, el cepillo de dientes, tu fotografía y partiré a recorrer los caminos agrestes de tu campiña, buscando el árbol que nos cobijó aquella noche de nuestro encuentro, buscando el arroyo que nos ayudó a despertar y sació nuestra sed, buscando el nido abandonado de aquellos pichones recién nacidos de la alondra que con trinos vistió de arpegios nuestro amanecer; buscando bajo las piedras del camino las palabras que aquella noche no encontré, cuando quise escribir mi mejor poema en la albura y tersura de tu piel.

Y espero que el tiempo me acompañe, que el frio no congele mis falanges escritoras, que los baches y piedras del camino no me hagan tropezar y caer; y que el viento del norte no entorpezca el caminar por los senderos de tu tierra.

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domingo, 22 de junio de 2014

Poemas pequeños que quizás no dicen nada (2)

Vicente Herrera Márquez 


Sueño de poeta
Un día contigo le pido a la vida, tan solo un día.
Para quererte, adorarte, mimarte en las horas de sol,
en la noche perderme en tu selva, hundirme en tu ser.
Y al amanecer, cuando el Cierzo amaine,
escribir un poema en tu piel.
 
Sí, está escrito
Yo lo escribí y así tendrá que ser.
Algún día, no muy lejano, estaremos juntos,
arderán tu piel y la mía,
serán una hoguera quemando pasión.
Los leños del deseo serán flama ardiente
y los orgasmos, rescoldo caliente.
 
Rictus, muecas y surcos en la piel
 
Desde el día que comenzó tu silencio
mi espejo fue adquiriendo una mueca de dolor,
que se muestra cuando me afeito y también cuando me peino.
Se confunde con los surcos que poco a poco van horadando la piel
y se disfrazan los años insensibles con el rictus que dejo tu olvido.
Poco a poco me doy cuenta que fui nadie,
fui soplo de viento pasajero y  hálito de romance imaginado.

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